La filosofía en tan antigua como la vida misma, sin embargo su campo de acción ha variado desde la revolución científica de los siglos XVI y XVII, antes de esta el poder y el saber estaban apartadas de la ciudad. Los avances científicos no eran acreditados debidamente ya que no eran puestos en práctica para el beneficio de los ciudadanos. Es entonces cuando el hombre además de filósofo, es científico, y toma las riendas de sus conocimientos, los aplica y se convierte en el verdadero hacedor de su camino. A partir de ese cambio la ciencia tiene la misión de hacer comprensible la naturaleza, debe entonces ser útil a la sociedad. Su enfoque cambia y deja a un lado el concepto de distanciar la teoría de la práctica y de la razón. Aquel que se consideraba un sabio en la antigüedad, entendía que llevar a cabo un experimento, era un acto que lo colocaba en un escalafón inferior, era entonces una práctica que dejaban fuese realizada por el hombre libre, sencillo, el artesano, el hombre común.
Hoy tenemos una separación similar, entre la investigación y la aplicación técnica de los conocimientos. Luis XIV da su total apoyo a la investigación de toda ciencia práctica, mecánica, técnica, manufacturada, puesta al servicio del rey y del Estado, quedando fuera de tan profundo respaldo, toda ciencia política, filosófica, teológica, moral, retórica o lógica. La política queda excluida en tanto su posición afecte la investigación científica, pero juega el papel de considerar positivo o no lo que sea conveniente al servicio del Estado.
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