El profesor-moderador José Alberto Rodríguez indicó que los temas a debatir serían los de la primera unidad o capítulo del programa presentado en la primera clase, “Las formas del saber y la racionalidad científica”, incluyendo tópicos como: primeras manifestaciones del saber (mitología, sabiduría, sentido común, representación religiosa, representación artística, conocimiento empírico y/o saber cotidiano, conocimiento filosófico), la teoría del conocimiento o gnoseología, la epistemología, el conocimiento racional: lógica, fenomenológica del conocimiento, el conocimiento pre-científico y el proceso para llegar al conocimiento científico (criticismo, formalismo, utilitarismo, reduccionismo, entre otros.)
El primer tema que se llevó a colación por parte de uno de los compañeros fue la mitología, exponiendo que las antiguas civilizaciones se sostenían en leyendas mitológicas para explicar fenómenos grandiosos que no tenían ideas concretas de sus causas y desarrollo, ni pruebas científicas que lo explicaran, como por ejemplo el Sol, el poder del mar, los vientos; o elementos de índole abstracto como los sentimientos (amor, odio, etc.).
Lugo se introdujo el sentido común, donde se le plantearon tres definiciones generales:
- Facultad de la generalidad de personas para juzgar razonablemente las cosas
- Capacidad natural de los grupos y comunidades para operar desde un código simbólico previamente compartido.
- Don para saber distinguir todo lo que nos rodea.
Según la doctrina clásica, el sentido común es visto como una función intelectual, debido a que su objeto no es abstracto. Más bien es visto como un sentido interno que, debido a la dinámica metabólica del cerebro, sirve de puente entre los sentidos externos y demás internos.
A modo de ejemplo, si nos preguntan el color del PRD, diremos blanco automáticamente; del PLD, diremos morado; del PRSC diremos rojo; de la manzana, la gran mayoría de personas responderá ROJO, a pesar de que se sabe que hay manzanas verdes, amarillas… esto debido a las sinapsis creadas en nuestros cerebros, que inconcientemente hacen que el humano descarte las posibilidades que parecen ser insignificantes para responder con la más obvia. Es decir, el sentido común NO TIENE UNA FUNCIÓN DE REFLEXIÓN, por lo cual, detenerse a pensar en algo, meditar sus causas y consecuencias, entra ya dentro de la lógica o pensamiento racional.
Una compañera luego introdujo la idea de que el pensamiento racional es más beneficioso que el sentido común, explicando que con esta forma de pensamiento nos podemos optimizar de gran manera nuestra forma de vida, y puso un simple caso de la comida en nuestro país, con la famosa “Bandera dominicana”. Lo que se planteaba era que en dicho plato se ingieren dos tipos de proteínas: las carnes y las habichuelas. Por lo general, debido al sentido común creado en una sociedad de buenos dominicanos influenciados por una tradición cultural, lo que sucede es la ingesta sin análisis de pensamiento acerca de lo que compete a los beneficios o perjuicios de realizar esa acción y, por lo tanto, si el comensal utilizara el pensamiento lógico para evaluar la situación podría así optimizar su alimentación, y con ella su vida y un sinnúmero de elementos.
Al final de la clase, el profesor asignó los dos materiales que se trabajarían en la próxima semana:
- Desarrollo de la ciencia y la técnica en el siglo XIX
- La emergencia del pensamiento moderno
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