El texto que tratamos esta semana se introduce de esta manera:
“Los logros de la ciencia y la tecnología modernas son tan impresionantes e influyentes que, a veces, existe la tendencia a pensar que todos los problemas pueden resolverse por el método científico, y que cualquier problema que no pueda ser resuelto por este método es un pseudoproblema.
Semejante confianza ingenua en el poder universal de la ciencia es menos notable en nuestros días, porque cada vez resulta más evidente que la sociedad se enfrente a una serie de problemas recalcitrantes que no pueden resueltos sólo con métodos científicos, y, además, porque existen problemas humanos reales humanos reales que se encuentran por siempre jamás fuera del alcance de la indagación científica. Por ello, es conveniente intentar clarificar los límites de la ciencia para poder ver así qué problemas podemos esperar razonablemente que sean abordados por ella y cuáles deben ser encarados por otras vías, si es que hay que hacerlo por alguna. […]”
¿Existen límites para la ciencia? ¿Hay algo que ésta no pueda saber? ¿Acaso toda la naturaleza es susceptible a la comprensión y el análisis científico? Estas son preguntas que muchos de nosotros pensamos.
Lo primero que debemos saber es que el método científico, base fundamental por la cual la ciencia moderna logra avanzar y desarrollarse, está limitado a los sentidos. Sólo podemos saber con certeza lo que vemos, probamos, oímos, olemos o palpamos. Todo lo otro está fuera del alcance de la ciencia.
Hay un sinnúmero de tópicos que no conocemos simplemente porque no hemos dado con la respuesta. Por ejemplo, el mecanismo de acción de la terapia de electroshock (ECT por sus siglas en inglés) aún se desconoce. Aunque se usa y es efectivo, los científicos no han dado con un método el cual explique como actúa esta terapia. Al igual ocurre con el efecto placebo; todavía no se sabe con exactitud como una enfermedad sistémica puede retroceder con el poder de la mente.
Sin embargo, hay otro tipo de conocimiento el cual es imposible que sepamos. La ciencia, por más avanzada que esté, no llegará nunca a conocer a fondo que cómo se creó el mundo, o que pasará en el futuro. Sin embargo, existen múltiples teorías que la ciencia utiliza. Por ejemplo, el Big Bang para explicar la aparición de nuestro planeta y el Sistema Solar es una de las teorías más famosas. Otro ejemplo importante es el de la vida en otros planetas; podemos especular, pero nunca saber con exactitud.
Por último, la ciencia no tiene acceso a muchos asuntos filosóficos que se ponderan las personas. Preguntas como “¿cuál es el sentido de la vida?”, “¿existe un dios?”, o “¿qué hay después de la vida?” no pueden ser reveladas por la ciencia. La mayoría de estas preguntas adquieren carácter religioso, por lo cual la ciencia debe mantenerse al margen de este tipo de dudas.
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