Aquí les proporcionamos el link del documental "Antiguas Invenciones Chinas", que discutimos en clase.
http://tu.tv/videos/antiguas-invenciones-chinas-2x2
viernes, 30 de diciembre de 2011
Documentales: “Mundos Perdidos: La Superciudad de Hitler” y “Antiguas Invenciones Chinas” (20/12/11 y 22/12/11)
El martes 20 y el jueves 22 la clase de Quehacer Científico se basó en la presentación, y posterior debate, de los documentales “Mundos Perdidos: La Superciudad de Hitler” y “Antiguas Invenciones Chinas”.
El primero trata sobre el extraordinario deseo de distinguirse tanto del gobernante alemán, Adolf Hitler, y de su arquitecto predilecto, Albert Speer. Aunque ambos tenían intereses de cierto modo distintos (Hitler perseguía construir una cuidad única y jamás vista en el mundo, para así hacer a Alemania la nación perfecta que se idealizaba; Speer, amparado por el consentimiento de su presidente, buscaba desarrollar lo que significaría el paso más importante en su carrera profesional), al final ambos deseos se fundían dando como resultado un desarrollo colosal de las infraestructuras alemanas.
En cuanto al segundo, es una reivindicación de los méritos que se ganan los chinos por ser los pioneros en muchos de los descubrimientos e inventos, refutando la idea de que muchos de los grandes inventos de la historia han sido por individuos de occidente. Varios son los elementos tomados en cuenta en el reportaje:
- El reloj. Se dice que en el siglo XVI, el jesuita Mateo Ricci es llamado por el emperador de China para que le presentara su reloj, pero lo que los chinos han olvidado es que, alrededor de mil años atrás, ya otro emperador chino había creado un reloj inmenso y con un mecanismo similar, que era utilizado en ese entonces para calcular la posición de las estrellas, y así, el hijo que naciera en el momento en el que las estrellas estuvieran mejor posicionadas, sería el sucesor.
- Avances astrológicos. Ya en el siglo XIII los chinos habían creado un sistema para calcular y hallar fácilmente la posición de las estrellas con una máquina que tomaba como referencia la estrella polar. Siglos más tarde, en los 1700, una máquina con un sistema similar fue utilizado por Kepler.
- Pólvora. Mucho antes que en occidente, alquimistas chinos, buscando crear el elixir de la vida, encuentran al mezclar accidentalmente azufre, salitre y carbón algo que la acortaría: la pólvora. Ya en el 1150 habían cañones de bambú, con carretillas que formaban las baterías en las guerras. 300 años después surge el cañón en metal.
- Papel. Se dice que el origen del papel se remonta en el siglo XVIII, en Europa. Sin embargo, en el siglo VIII, mil años antes, los chinos habían creado y utilizado el papel para difundir un clásico budista y otros escritos. El método de imprenta de los tipos móviles, cuya invención se atribuye a Johannes Gutenberg, realmente fue utilizada por los Chinos 600 años antes. Se le atribuye al lejano oriente, también, la creación del papel moneda en 1260 y la evolución de los naipes de madera a los de papel.
Presupuestos y límites de la ciencia (15/12/11)
El texto que tratamos esta semana se introduce de esta manera:
“Los logros de la ciencia y la tecnología modernas son tan impresionantes e influyentes que, a veces, existe la tendencia a pensar que todos los problemas pueden resolverse por el método científico, y que cualquier problema que no pueda ser resuelto por este método es un pseudoproblema.
Semejante confianza ingenua en el poder universal de la ciencia es menos notable en nuestros días, porque cada vez resulta más evidente que la sociedad se enfrente a una serie de problemas recalcitrantes que no pueden resueltos sólo con métodos científicos, y, además, porque existen problemas humanos reales humanos reales que se encuentran por siempre jamás fuera del alcance de la indagación científica. Por ello, es conveniente intentar clarificar los límites de la ciencia para poder ver así qué problemas podemos esperar razonablemente que sean abordados por ella y cuáles deben ser encarados por otras vías, si es que hay que hacerlo por alguna. […]”
¿Existen límites para la ciencia? ¿Hay algo que ésta no pueda saber? ¿Acaso toda la naturaleza es susceptible a la comprensión y el análisis científico? Estas son preguntas que muchos de nosotros pensamos.
Lo primero que debemos saber es que el método científico, base fundamental por la cual la ciencia moderna logra avanzar y desarrollarse, está limitado a los sentidos. Sólo podemos saber con certeza lo que vemos, probamos, oímos, olemos o palpamos. Todo lo otro está fuera del alcance de la ciencia.
Hay un sinnúmero de tópicos que no conocemos simplemente porque no hemos dado con la respuesta. Por ejemplo, el mecanismo de acción de la terapia de electroshock (ECT por sus siglas en inglés) aún se desconoce. Aunque se usa y es efectivo, los científicos no han dado con un método el cual explique como actúa esta terapia. Al igual ocurre con el efecto placebo; todavía no se sabe con exactitud como una enfermedad sistémica puede retroceder con el poder de la mente.
Sin embargo, hay otro tipo de conocimiento el cual es imposible que sepamos. La ciencia, por más avanzada que esté, no llegará nunca a conocer a fondo que cómo se creó el mundo, o que pasará en el futuro. Sin embargo, existen múltiples teorías que la ciencia utiliza. Por ejemplo, el Big Bang para explicar la aparición de nuestro planeta y el Sistema Solar es una de las teorías más famosas. Otro ejemplo importante es el de la vida en otros planetas; podemos especular, pero nunca saber con exactitud.
Por último, la ciencia no tiene acceso a muchos asuntos filosóficos que se ponderan las personas. Preguntas como “¿cuál es el sentido de la vida?”, “¿existe un dios?”, o “¿qué hay después de la vida?” no pueden ser reveladas por la ciencia. La mayoría de estas preguntas adquieren carácter religioso, por lo cual la ciencia debe mantenerse al margen de este tipo de dudas.
Médicos y pacientes: un diálogo con mucho ruido (13/12/11)
La relación médico- paciente es la interacción que se establece entre el médico y el paciente durante el curso de la enfermedad.
Los médicos de hoy son sin duda más poderosos que los de antaño pero también, más desligados. Están mucho menos inermes ante el sufrimiento pero a menudo no pueden comprender el sentido profundo de las palabras mediante las que se lamentan quienes lo padecen. 
La insensible relación médico-paciente tiene todavía esperanza. Con una formación más preocupada por la parte humana, que proporcione una visión más clara de las implicaciones de ser médico, quizás pueda atenuar la “sordera” que suelen padecer.
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